Hilda Palafox (Ciudad de México, 1982) o Poni, su alter ego y el nombre artístico con el que se la conoce, decidió dejar su trabajo de cuatro años en el mundo de la publicidad para dar el salto a la ilustración editorial. Pero el saltó la llevó mucho más lejos. Hilda hoy hace murales de gran escala, ilustraciones, dibujos, cerámica, pintas en textiles y en su estudio experimenta sobre lienzo y papel con óleos, pasteles o carboncillos. Hay poco que se le resista. En su obra habla de feminismos y feminidad, de una manera tan natural que llegó a ella casi sin buscarlo, y que hoy abraza en in lenguaje en el que se expresa a través de cuerpos grandes e imponentes de mujeres mexicanas. De sus estudios en Diseño Gráfico ha sacado esa herencia de un trabajo limpio, con líneas definidas y manchas sólidas con un uso equilibrado del color y donde menos es más. Poni nos recibe en su luminosa casa-estudio en la Ciudad de México para enseñarnos cómo trabaja, sus trabajos más recientes, hablar sobre las mujeres en el entorno del arte urbano y de su próxima exposición (y de hecho su primera) en la Ciudad de México, en el espacio Maia Contemporary.
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«Mi estudio es una pequeña habitación dentro de mi casa. Vivo en un barrio muy familiar y ahora ando trabajando estos cuadros para una exposición en Maia Contemporary que se preveía inaugurar el 14 de octubre pero como todo está un poco inestable la pasamos al 14 de noviembre. Estoy súper emocionada por que esta será mi primera exposición individual en Ciudad de México. Mi estudio es muy chiquitito, es esto que se ve, pero por esta ventana me entra muchísima luz. Tengo mi mesa de trabajo donde hago toda la parte digital y de correos y sobre la pared es donde pinto. Hace unos meses tuve una exposición en Los Angeles donde me atreví con piezas un poco más grandes de lo normal y me gustó mucho. Cuando vi la galería en la que expongo ahora en México decidí seguir en esta línea».
«Vengo de una escuela de diseño gráfico con lo cual mi trabajo siempre ha ido mucho en la línea de cosas muy limpias, del menos es más y con manchas muy sólidas de color. Me gusta mucho trabajar con simbologías más abstractas y no tan literales dentro de la imagen y de una manera sintética. Acabo de empezar a experimentar con óleos y precisamente lo que busco es encontrar como yo digo ese caos dentro de la armonía: hago cortes muy limpios pero si te acercas descubres ese pequeño mundo de pinceladas, el gesto del pintor. En mi trabajo con el óleo sigo esa línea de acción. [En la primera foto el cuadro de la derecha] es una prueba que hice sobre madera y con el acrílico no conseguía estas texturas… Me ha gustado mucho cómo ha quedado así que la voy a presentar a la exposición también. [La obra grande a la izquierda] también será parte de la exposición, está en pleno proceso. Se aprecian todavía los trazos y esa primera capa blanquecina que le doy utilizando pintura acrílica muy aguada. Lo hago nada más para no pintar sobre el lienzo blanco y que tome algo más de textura. Precisamente estoy haciendo pruebas con los fondos que utilizo en la base porque según si uno un blanco, negro o anaranjados la pieza toma diferente terminación por las luces [foto de la derecha, abajo]».
«Aquí tengo la maqueta de unas piezas que voy a realizar con un artesano de barro negro de Oaxaca [foto izquierda]. Este es el molde original y van a ser bidimensionales, planas pero con algo de volumen. Por lo general las piezas de cerámica las hago yo en mi estudio y me encantan pero este año no he tenido demasiado tiempo. Me llevan mucho trabajo y me clavo en los detalles… Me doy cuenta que llevo tres semanas con la misma pieza. Estoy trabajando también piezas textiles, hace dos años tuve una exhibición en Querétaro con Galería Balneario y fue la primera vez que trabajé con textil, pero en ese momento hice el boceto y un maestro de telar en Oaxaca la realizó. Ahora estoy trabajando con una técnica que se llama ‘mola’, basada en textiles de Colombia y Panamá [foto derecha]. Hablando con una amiga que se dedica al tratamiento textil me recomendó la seda cruda y utilizo tintes naturales de flores y plantas para teñirla. Las piezas las coso yo a mano y si te acercas se ven los errores, ¡tengo que mejorar la técnica!».
«Tras hacer mi primer boceto a lápiz sobre papel paso el diseño al iPad y así me hago una idea de cómo van a armonizar los colores, sobre todo por que a veces meto muchísimos y como son manchas muy francas, si hay una muy grande y otra muy pequeña necesito encontrar el equilibrio. Es un juego de pesos y composición. Pero cuando me planto delante del lienzo muchas veces los colores no me quedan como en el boceto digital así que más bien voy jugando y haciendo cambios sobre la propia pieza final. Por lo general uso rejillas en los bocetos para cuadrar las piezas luego sobre el lienzo grande o el muro, los hago muy sencillos pero me gusta mucho ver ese trabajo a lápiz con pura línea. Precisamente estoy trabajando unas piezas en carboncillo que me encantan por que son como una gran plasta negra pero es la línea, tan sintética y fina, la que lleva esa fuerza. Trato de hacer que la línea sea lo más importante y jugar con las texturas de este negro, buscar la información dentro de las mismas».
«Desde que empecé a trabajar con este alter ego de Poni, o más bien ese ‘yo’ que estaba buscando, tuve esta cosa de dibujar mujeres de una manera súper natural y orgánica. Yo no me daba cuenta de que se empezaba a percibir con una voz muy fuerte femenina, de empoderamiento… Era algo que yo no buscaba de manera específica o más bien no buscaba decirlo así, pero lo tenía en mi propia voz, pero necesitaba encontrarla. Al nacer mujer ya traes todas esas cosas metidas en la cabeza que ni te das cuenta que quieres decir. Fue más tarde cuando vi que estaba lanzando un mensaje muy fuerte en esta dirección y lo abracé de una manera más consciente. Noté que estaba causando una reacción en la gente y más ahora hay marchas por los derechos de la mujer todo el tiempo, ya nadie se queda callado y trato de ponerle más atención a las cosas que salen de mi. Quiero que mi mensaje fluya y salga solo, sin tratar yo de forzarlo. Sigo siendo yo, mi voz es feminista y es de una mujer en una época en la que se está viviendo un cambio muy grande en el que es imposible no tomarlo y abrazarlo».
«El primer mural que hice fue en Ciudad de México, se lo pedí a un chico que conocí que gestionaba estos permisos y a la semana estaba listo. Quería trazar algo en gran formato. Ahí me di cuenta lo que significaba pintar en la calle. Cuando empecé en esto recuerdo que había muy pocos nombres de mujeres en los carteles de festivales de arte urbano. Por eso yo no esperaba a que alguien me invitara, yo me movía. Cuando participo noto una carga muy grande masculina, todos se conocen, suelen ser los mismos nombres de siempre… Y cuando te encuentras con otra mujer automáticamente haces vínculo súper grande. Yo llevo cuatro años pintando muros nada más y no tengo tanta experiencia, pero si he notado que ahora hay más mujeres invitadas, aunque a veces lo siento algo forzado y que en lugar de invitarnos a mujeres por nuestro talento es por que necesitan nombres de mujer, sientes ese compromiso de que tienen que cumplir con estas “nuevas reglas” de inclusión. Sentirte “la chica que invitaron”, no te hacía sentir parte del mismo grupo».
«Fui a Japón a hacer una residencia en 2018 y ha sido una de las experiencias más interesantes que he tenido. Creo que ahí fue donde di un cambio a lo que estaba haciendo. Me di cuenta que cuando estaba allá la gente no se daba cuenta de dónde venía yo y me sentí un poco ofendida por que decía, soy mexicana, estoy muy orgullosa de serlo y me gustaría que mi trabajo lo reflejara un poco más. Ocurrió un cambio muy interior que luego se vio reflejado en mi trabajo. Decidí empezar a hacer un tipo de siluetas diferentes, los rasgos de las mujeres que dibujo, las paletas de colores que usaba… Aunque México desde fuera se percibe con un país machista, y lo es, las familias son muy matriarcales, son las mujeres las que llevan esa autoridad. Cambié esas siluetas por algo que fuera más imponente, más fuerte, más peso y volumen, que todos se puedan ver representados, especialmente mujeres».