Con su peculiar estilo pictórico, que combina surrealismo y romanticismo rural, Dan Oliver construye una visión onírica del mundo que resulta familiar y extraña a la vez. Las imágenes de Oliver van de lo figurativo a lo abstracto, y de lo realista a lo simbólico. Combina hábilmente recuerdos del pasado con inquietudes del presente, creando imágenes idílicas pero inquietantes que evocan la nostalgia y abordan preocupaciones contemporáneas. La refinada sencillez de su obra logra una apariencia icónica que resulta llamativa y memorable. Con elementos como el fuego, el agua, paisajes vacíos y formas que se transforman, las idílicas pinturas de Oliver encarnan narrativas emotivas y provocativas. Sus formas limpias y sencillas y su tranquila belleza nos permiten seguir mirando y pensando sobre el mundo real, que a veces puede ser complejo y aterrador. Los cuadros invitan al espectador a reflexionar sobre su lugar en este mundo, dejando espacio para el diálogo y las múltiples interpretaciones.
Oliver creció en las ciudades de East Saint Louis y Belleville, en el sur de Illinois. Obtuvo su licenciatura en Bellas Artes en el Instituto de Arte de Kansas City y más tarde un máster en Bellas Artes en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago. Durante su programa de posgrado, Oliver estudió con varios miembros del innovador grupo de artistas Chicago Imagists, como Jim Nutt, Ray Yoshida y Don Baum. Otros miembros influyentes de ese grupo que inspiraron a Oliver fueron los pintores Christina Ramberg y Roger Brown. Esta experiencia le llevó a combinar el grotesco irreverente y la técnica modernista del grupo con otras influencias del surrealismo, el modernismo y el arte pop. Todo ello, combinado con su educación pueblerina americana, se manifiesta en sus lienzos, una unión de la técnica modernista, la cultura contemporánea y la ociosidad rústica.
El artista vive y trabaja actualmente en Chicago, Illinois.