Nacido en 1995 en Toronto (Canadá), Evan Hudson combina la escultura y la pintura con la plastilina para expresar lo absurdo y efímero de la vida.
Tras sentirse frustrado por la naturaleza excesivamente académica de la escuela de bellas artes, Hudson empezó a trabajar/pintar a tiempo completo y a colaborar con otros artistas. Su obra se ha expuesto en Norteamérica y Europa.
Utilizando un medio aparentemente ingenuo, pero con referencias al arte clásico, Hudson adopta un enfoque sardónico y juguetón para adentrarse en un mundo artístico a menudo impregnado de pretensiones. Sus obras giran principalmente en torno al humor, el sarcasmo y la ironía, pero Evan afirma que no desea limitarse a ciertos temas. "Algunos días quiero hacer algo bonito y caprichoso, y otros no, limitarme a un determinado conjunto de emociones me parecería deshonesto y aburrido".