El estudio de Hendrik Zimmer está situado en la Ostparkstrasse, en el East End de Fráncfort, un barrio que ha cambiado mucho en la última década debido al traslado del Banco Central Europeo a su nuevo rascacielos de dos torres.
La antigua zona industrial del puerto oriental de la ciudad se ha transformado en nuevos edificios de oficinas y viviendas, sin dejar de ser el centro creativo de la ciudad con estudios de artistas, bares y cafés. El estudio de Hendrik forma parte de una casa de estudios, subvencionada por la ciudad de Fráncfort.
Graduado en la Städelschule y alumno del Máster de Tobias Rehberger, Hendrik vive y trabaja en su ciudad natal. Mientras que la mayoría de sus compañeros se trasladaron a Berlín tras su graduación, él prefiere el ambiente menos agitado y sobrecargado de Fráncfort, donde puede centrarse en su trabajo. Especialmente desde el año pasado, mientras el ruido de fondo de la ciudad se silenciaba aún más, pudo profundizar en su trabajo, para ser más productivo que nunca.
Con una base de escultura, Hendrik se orientó rápidamente hacia la pintura abstracta creando collages y décollages. Consigue materiales como vallas publicitarias, impresiones de la calle, colecciona libros y periódicos con temas de su interés, llevando el mundo exterior a su estudio, donde lo transforma en cuadros de gran formato. Se trata de diez a doce capas de pintura y papel, que se aplican y se quitan, imprimiendo formas y símbolos recurrentes y luego se vuelven a raspar parcialmente. Bajo estas capas, las letras se asoman a la superficie y se convierten en formas y figuras al ser sacadas de su contexto.
Aunque utiliza un formato bidimensional, Hendrik está esculpiendo sus obras. Desgarrando y excavando en diferentes materiales, busca el significado más profundo de la pintura abstracta y su identidad. Este proceso tan personal, y su implicación diaria, puede llevar hasta tres meses hasta que una obra está terminada.
"Volver a ver cuadros que vendí hace unos años es como encontrarse con viejos amigos".
A veces vierte pintura en el suelo de su estudio y deja que el lienzo descanse sobre él boca abajo. Comprime dos lienzos pintados durante varias horas, dejando que la pintura se funda entre sí para volver a separarla, mientras parte de un cuadro se transfiere al otro. Los objetos individuales flotan entre las capas de papel y pintura, intentando crear un nuevo orden en un nuevo contexto.
Durante este proceso de escarbar y hurgar en las diferentes capas, su obra va constantemente de un lado a otro entre la intención y la coincidencia, entre el control y el caos.
En las obras más recientes de Hendrik, sus formas recurrentes se convierten en formas figurativas. Citando referencias históricas del arte, extrae las manos de los jugadores de "Rugby Player" (1929) de Max Beckmann y las transforma en patrones que fluyen por la superficie. Su obra evoluciona de forma constante pero lenta, siempre basándose en su conjunto de obras anteriores.
Para su próximo proyecto, Hendrik llevará su arte a los espacios abiertos de la ciudad. Durante el verano transformará varias vallas publicitarias desocupadas en pinturas al aire libre, trabajando directamente sobre la superficie de los carteles. Este proyecto contará con el apoyo de la Fundación Cultural de Hesse.