Isabella K. Cancino (1995) es una ilustradora de grafito que vive y crea su obra en Riverside, California. Al estar expuesta al arte y a la literatura infantil clásica a una edad temprana, Cancino comenzó a encontrar su estilo artístico en lo que se convirtió en su obsesión por el dibujo, a la vez que pretendía encarnar el mismo sentimiento clásico de los ilustradores de los libros que amaba.
Como artista autodidacta, Isabella utiliza sus numerosos personajes para contar una historia continua que juega con las emociones personales y con temas y narrativas solitarias. El frío grafito que abraza a las niñas mientras hacen sus travesuras y los continuos dilemas que se les presentan a los personajes dejan espacio para que el público se pregunte qué está pasando exactamente. Cancino crea una obra con la que espera que tanto los niños como los adultos puedan identificarse, simpatizar e incluso reírse a veces.