Para que conozca mejor la obra y la mente de Konstantino Dregos, le ofrecemos el ensayo "El hilo de oro", de Nick Hackworth.
"El hombre laberíntico nunca busca la verdad, sino siempre y sólo su Ariadna". - Friedrich Nietzsche
Konstantinos Dregos es un tipo inteligente. Lo más inteligente que dijo, entre muchas cosas inteligentes e interesantes durante nuestra entrevista, fragmentos de la cual están esparcidos generosamente por esta publicación, es que no se sentía capaz de hablar con sentido sobre sus cuadros.
Sé cómo se siente. No, espere. No se ofenda. No estoy siendo grosero. Como crítico, galerista y ahora comisario, he pasado mucho tiempo hablando de arte. En ese tiempo ha habido muchos momentos en los que el acto de explicar imágenes con palabras me ha parecido una actividad especialmente inútil y tonta. Muchos momentos en los que, para ser sincero, todo el mundo habría estado mejor si hubiera sustituido la reseña / el comunicado de prensa / el discurso de ventas por dos simples palabras: ¡Mira!
Siguiendo el espíritu de esta sabiduría tan duramente adquirida, aconsejaría a cualquiera que busque ideas u orientación sobre los cuadros o respuestas a preguntas perfectamente razonables como "¿Qué hacen esos signos V flotando en la superficie de esa obra?" o "¿Son una referencia beuysiana esos cuadrados de fieltro pegados en la superficie de esa obra?" que deje de preocuparse o incluso de pensar demasiado, abandone las preguntas e intente la hazaña, aunque imposible, de disfrutar de una experiencia visual cruda y sin intermediarios con los cuadros. Un pequeño juego de rol puede ayudarte si tienes problemas: Atenúa las luces y pon un poco de música sexy, jazzy y ambiental. En tu imaginación, intenta imaginar que tus ojos se toman un pequeño descanso no autorizado de tu cerebro con estas pinturas. Relájate. Deje que sus ojos se deslicen suavemente por las superficies de las obras... intente disfrutar de las texturas... sienta la suavidad de la pintura al óleo y la aspereza, la seductora matidez de la superficie del trozo de papel collage... sintonice con la frenética energía de los garabatos hechos con tiza... beba lentamente esas sutiles variaciones tonales a medida que el gris plomo se desliza hacia esos tonos azul grisáceo oscuro... Bueno, ya se hace una idea.