Liam Fallon
(Reino Unido, 1995)
En su práctica, Fallon explora el variado paisaje de la cultura queer a través del uso y la manipulación de objetos y materiales. El binario de lo privado frente a lo público marca un punto de interés particular, examinando las formas en que los espacios se utilizan y fetichizan para explorar los valores sentimentales del amor, el deseo y la pérdida, acontecimientos que se desarrollan a la vez en el ámbito público, mientras que al mismo tiempo siguen siendo un asunto enigmáticamente privado. A primera vista, las obras escultóricas recuerdan a cosas y lugares ya conocidos, pero se trata de una falsa fachada y, rápidamente, la realidad de cada obra comienza a desplegarse y a representarse teatralmente. Son estos elementos teatrales y performativos, inspirados en gran medida en la literatura y el cine de Jean Genets, los que hacen que la obra pase de ser algo estático a algo con movimiento, peso y dependencia.
Muros rotos que se atan con cordones; otros se descorren para revelar algo más de lo que esperaban, mientras las bocas de riego dejan de funcionar y a las esculturas les crecen los calcetines, arrastrándose hacia la salida. Aquí, lo mundano y previamente encontrado ha sido revalorizado y exaltado y su anterior función como marcadores del espacio, definiendo nuestros límites, es algo del pasado distante y en su lugar mira hacia el futuro. El objetivo de Fallon aquí es llenar un paisaje imaginado con objetos codificados y escultóricos, monumentos de la homosexualidad que suelen actuar y comunicarse bajo la apariencia del secreto. En este nuevo paisaje, ya no se verían obstaculizados por la discreción, sino que existirían bombásticamente para gritar a los cuatro vientos su presencia, intención y propósito.