El jóven artista austaliano Max Berry (Katherine NT, 1987. Australia) nos transporta a un mundo particular e insólito: el paisaje; representando una naturaleza idealizada y, a su vez, muy presente en su vida cotidiana. Hablamos de unas escenas idílicas en las que el artista transforma, mediante formas nebulosas y tonos cuidadosamente elegidos, su significado, ofreciendo al espectador una iconografía muy personal, que nos trae a la memoria una especie de viñetas semificticias e ingenuas. No le interesa rememorar un naturalismo en su término más convencional, sino que llega a él a través de la observación de su entorno rural, creando su propio lenguaje e iconografía. En definitiva, el artista invita al espectador a conectar con su mundo exterior y cohabitar esos espacios naturales de soledad y reflexión.
Estamos ante un lenguaje visual propio, en el que se transforman las escenas cotidianas en espejismos, provocando una respuesta emocional en el espectador. En este sentido, las imágenes de Max Berry consiguen, a través de sus formas, no solo congelar el momento sino también ralentizar el tiempo.
Max Berry llegó a Europa de la mano de My Name is Lolita en la muestra “Energy is residual” quien vuelve a apostar en la edición de Urvanity 2022 por la obra de este prometedor artista.
Su obra está presente en colecciones internacionales tales como: Blacktown City Art Gallery, National Library of Australia (Canberra), State Library of New South Wales (Sydney), Paramount House Hotel (Sydney).