Miguel Scheroff
(España, 1988)
Alarmado por el constante devenir de noticias aterradoras que llegan de los medios y la inquietante tensión en la que la sociedad contemporánea parece balancearse, mi trabajo pretende encontrar a través de la pintura y la instalación un modo de reflexionar acerca de los grandes conflictos universales y sus devastadoras consecuencias.
Pertenecemos a una generación convulsa y sumergida en la inestabilidad emocional, habitamos un territorio voluble donde la belleza fascinante se ve continuamente salpicada por dramas sociales alarmantes. Sin rubor reconozco que mi obra emerge en gran medida de la angustia vital, la soledad, el desencanto o lo que conocemos como “tristeza millennial”. Siempre en busca de un razonamiento aparentemente imposible hacia tanta violencia, apatía y falsas promesas. En mis primeras pinturas trabajé con imágenes desgarradoras de rostros descarnados que mostraban el sadismo humano, aliviados por una luminosa mirada que invitaba a la esperanza; el ser humano es capaz de materializar tanto los actos más benévolos como los más terribles. En mis últimas series pictóricas me sirvo del trabajo de grandes maestros/as de la pintura clásica, apropiándome de escenas a las que trato de conectar con situaciones del mundo contemporáneo, sirviéndome de iconos de la cultura
millennial, la estética cartoons o kaway, y los colores ácidos. Con este paralelismo trato de visibilizar cómo las luchas entre iguales se repiten a lo largo de la historia, y no llevan más que a la propia destrucción y el dolor colectivo; los enfrentamientos actuales sólo evidencian que el hombre es incapaz de superar sus complejos y poner en valor la capacidad de amar. Con mi trabajo pretendo conmover los sentimientos más intensos del espectador, provocar una reacción reflexiva a través de la exaltación extrema. Defino mis pinturas como Vanitas contemporáneos; una forma de acercar al público a tomar conciencia sobre cuál puede ser su papel en la sociedad y cuáles son los verdaderos valores que prevalecen ante su inevitable desaparición en un mundo cada vez más tenso e inestable.