Santiago Talavera estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, incluyendo una beca de un año en el Camberwell College of Arts en Londres. Su obra fue galardonada como la mejor exposición en el reciente Valencia Open 2021, primer premio en la 12ª Mostra Internacional de Arte Gas Natural Fenosa, el XVII Premio de Bellas Artes UNED, entre otros reconocimientos.
Ha realizado exposiciones individuales en museos como el CEART - Centro de Arte Tomás y Valiente y en galerías de Madrid, Valencia y Gijón. Su trabajo ha sido exhibido de forma individual y colectiva en diversas instituciones, incluyendo La Casa Encendida, Centro Centro y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, el Instituto Cervantes de Chicago, el Museo Freires de Berlín, así como en varias ferias de arte contemporáneo en España, Argentina, EE. UU., Reino Unido y Sudáfrica.
El eje central de la obra de Santiago Talavera es la reflexión sobre la condición humana a través de la investigación del paisaje y sus posibilidades simbólicas, narrativas y espaciales.
Comenzó a explorar la catástrofe natural como metáfora a través de la instalación y la serie "Llegar a ser Océano" en 2006, que presentaba viviendas abandonadas y tsunamis. El color juega un papel importante y el rosa, desde el cereza hasta el pastel de chicle, se ha convertido en una característica distintiva de su obra. La ausencia del ser humano en sus obras, en combinación con una atmósfera íntima y absurda en la que pasado y futuro parecen entrelazarse, acentúa la necesidad de reflexionar sobre el lugar que ocupamos, en lugar de ser meros observadores.
"En mis obras hay una abundancia de construcciones semiabandonadas que parecen contenidas por gradas de teatro. Como si fuéramos los últimos espectadores de alguna función a la que llegamos temprano o tarde, en estas obras el espacio natural circundante parece tomar el papel central. La aparente 'falta de evento' me permite desarrollar escenas donde la disputa se sitúa dentro y fuera, como si el escenario comprendiera el escenario, el detrás de escena y el edificio circundante. El paisaje me permite desplazar el papel principal del ser humano para proponer lugares donde, aunque estemos 'fuera de cuadro', ya no somos los únicos actores. La serie de obras 'El pasado habrá sido un planeta extraño' muestra pequeños lienzos pintados con acrílico y grafito donde almacenes, maquinaria obsoleta y pruebas improvisadas sobre restos arquitectónicos coexisten con nuestros desechos, vegetación y animales no humanos".