La artista Sohee Ahn (1983) estudió pintura occidental en la Universidad de Jeju. Es natural de Jeju, la isla volcánica de la costa suroeste de la península coreana, donde sigue viviendo y donde practica la pintura.
Ahn anota sus días en forma de cuadros, pensamientos fugaces e inspiraciones plasmados en lienzos, a menudo enriquecidos con su singular imaginación. Algunos son diarios en los que aparece sentada en primer plano con la naturaleza de fondo; parejas que se deslizan en un dulce sueño; y momentos de paz con mascotas.
Sus cuadros muestran figuras en primer plano con una delicada pincelada que detiene sus profundas y enigmáticas miradas con expresiva ambigüedad. Se inspira en su exploración de los primeros retratos surrealistas, como los de Lucian Freud (1922-2011), así como en la perspectiva más femenina de Chantal Joffe (1969).
Los ojos transmiten la mayor parte de las emociones en las obras de Ahn, y la vitalidad de los órganos de la visión le complace capturarla. La peculiar textura del pelo de pappardelle y los meticulosos detalles propios de un cómic ilustrado añaden una hiperrealidad, una belleza y una vitalidad inesperadas. Con óleos, lápices de colores y acuarelas, Ahn ha creado un estilo original y distintivo que puede situarse entre el retrato tradicional y el cómic-paisaje.
Al igual que su estilo, evita evocar figuras de la vida real o relatos personales, optando por mezclar lo mundano con lo onírico y fantástico. Escenas inimaginables e inesperadas se reúnen en un solo fotograma, desde una figura femenina que mira con indiferencia a unas manos extendidas, un piano humeante con un paisaje marino de fondo y un cachorro de mirada apenada.
Ahn invita al espectador a adentrarse en un lienzo ambiguamente real y fantástico para conectar con él a nivel emocional. Aquí no hay mensajes preestablecidos. Sonría o ríase; sus obras le traerán recuerdos e inspiraciones del diario mental del espectador, olvidado hace mucho tiempo.