Desde que nacemos, en casa, pasamos mucho tiempo con personas que tienen caras similares a la nuestra, como padres, hermanos, hermanas y familiares. Por eso pienso que una cara que reconozco, y los rasgos de esa cara, se asemejan infinitamente a mí misma. Por ejemplo, en algunos casos, pensamos que la cara de un perro se parece a la de su dueño, o que las caras de una pareja casada se parecen entre sí. Creo que es un fenómeno que los rasgos de una cara que reconoces se parezcan a los tuyos, y subconscientemente eliges a alguien con la misma cara o una similar.
Los retratos que en mi obra se parecen a mí porque, de manera subconsciente, selecciono a esa persona, no imagino a alguien específico. Lo llamo autorretrato. Y ya sea la figura de un hombre o una mujer, lo llamo autorretrato independientemente del género. Me casé hace aproximadamente un año y comencé a vivir como pareja casada. Acepto a una persona que es diferente a mí, y cada pieza de mi obra trata sobre lo que puedo ver y pensar desde la sociedad más pequeña de dos personas.