Con esta serie Pérez-Jofre genera una interesante paradoja visual: la superficie de los frágiles e informes escombros de lo que fueron fuertes construcciones, símbolo del poder humano, se convierte en soporte para representar pictóricamente la construcción de otros edificios similares. Gracias a que el artista utiliza los escombros como soporte para sus pinturas, éstas se convierten en objetos artísticos que aluden a los edificios cuya destrucción simbolizan. En palabras del propio artista "Pintar un edificio sobre los restos de una demolición, muestra lo perecedero de esa construcción, ahora sólida y erguida. En este sentido, esta obra puede entenderse como una vanitas. El soporte alude metonímicamente al edificio destruido. Y el edificio que, intacto, se representa en el soporte pictórico, se ve así amenazado, proyectado hacia una futura ruina".