En medio del bullicio de las subastas globales y la exaltación del arte “blue-chip”, la escena artística de Londres tomó un giro contemplativo en mayo de 2025. Las exposiciones de Do Ho Suh y Claudio Parmiggiani cautivaron al público, no mediante el espectáculo, sino a través del silencio. Para los coleccionistas jóvenes, el creciente aprecio por el arte “silencioso” ofrece una alternativa significativa frente al coleccionismo impulsado por el mercado.
Do Ho Suh: la memoria en la tela
Esta primavera en la Tate Modern, la instalación inmersiva Walk the House de Do Ho Suh fascinó al público con su grandeza sutil. Suh, conocido por sus reconstrucciones a escala real de espacios personales hechas de tela, continúa explorando temas como el desplazamiento, la migración y el hogar. Nacido en Corea del Sur y residente en Londres y Seúl, su obra refleja la experiencia emocional de vivir entre culturas, una sensación que cada vez resuena más con audiencias globales.
En Walk the House, los visitantes recorrían réplicas semitransparentes de habitaciones de antiguas viviendas del artista, construidas completamente con poliéster cosido a mano. La instalación no trata de arquitectura literal, sino de arquitectura de la memoria: cada pasillo y puerta invita a un pasado onírico y suave. Detalles sutiles —pomos, bisagras, enchufes— están cuidadosamente reproducidos, cargando de emoción lo cotidiano. La obra es profundamente personal, pero al mismo tiempo universal.
Lo que hace tan poderosa la obra de Suh es su uso de la fragilidad como fortaleza. El material translúcido da a sus espacios una presencia fantasmal, sugiriendo que la memoria, aunque intangible, moldea la forma en que habitamos el presente. Para los coleccionistas jóvenes, su práctica representa un cruce atractivo entre profundidad conceptual y elegancia estética. Es visualmente envolvente e intelectualmente estimulante, una combinación poco común en un panorama artístico sobresaturado.
Aclamado por la crítica y expuesto en instituciones de renombre, Suh también tiende puentes entre el arte contemporáneo y las tradiciones artesanales. Su proceso, que requiere costura manual y colaboración con artesanos textiles, añade otra capa de significado. En una era de consumo acelerado, su arte resiste la velocidad. Requiere contemplación. Y para quienes valoran la durabilidad por encima de la moda, eso es algo valioso.
Claudio Parmiggiani: el silencio como sustancia
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, la Estorick Collection presentó una retrospectiva del artista italiano Claudio Parmiggiani titulada Ombra e Memoria (“Sombra y memoria”), ofreciendo un contrapunto meditativo. Vinculado al movimiento Arte Povera y profundamente influenciado por la filosofía clásica, Parmiggiani es conocido por utilizar la ausencia como material. Su técnica más emblemática consiste en incendiar objetos y capturar sus sombras en hollín y humo sobre paneles o muros, creando una huella visual fantasmal de lo que alguna vez existió.
La exposición incluyó varias de sus obras Delocazioni, donde las siluetas de libros, botellas, relojes y estatuas evocan el paso del tiempo y la impermanencia de la presencia. No son ejercicios estéticos vacíos, sino meditaciones visuales sobre la mortalidad, la historia y el legado. En una época obsesionada con la visibilidad y la permanencia digital, el arte de Parmiggiani sugiere otro camino: el poder de lo invisible. La muestra también presentó sus esculturas y obras textuales menos conocidas.
Para nuevos coleccionistas, Parmiggiani recuerda que no todo arte impactante se anuncia a gritos. Su práctica invita a una mirada lenta y a una implicación filosófica. Habla de un sistema de valores diferente: uno que valora la introspección por encima del espectáculo, y la sutileza sobre la saturación. Sus obras quizá no encabecen las noticias de subastas, pero poseen un magnetismo silencioso que recompensa la atención profunda.
Además, el mercado de Parmiggiani sigue siendo relativamente estable y discreto, en comparación con contemporáneos más mediatizados. Para coleccionistas interesados en el arte conceptual europeo o en construir colecciones en torno a la memoria y el tiempo, su obra ofrece tanto atractivo estético como oportunidades curatoriales.
Un contrapeso al mercado
¿Por qué está creciendo el interés por el arte silencioso? En parte, como contrapeso a un mundo del arte hiperfinanciarizado, donde lo más grande, ruidoso y provocador suele alcanzar los precios más altos. Pero también refleja cambios culturales más profundos. Los coleccionistas jóvenes cada vez se sienten más atraídos por obras que ofrecen resonancia emocional, no solo retorno de inversión.
Esto no significa que el arte silencioso carezca de valor. De hecho, tanto Suh como Parmiggiani están presentes en colecciones de museos importantes y sus obras siguen apreciándose. Pero exigen otro tipo de compromiso: uno basado en la reflexión, no en la tendencia.
Lecciones para nuevos coleccionistas
Para coleccionistas jóvenes o emergentes, esta tendencia es una invitación a ir más despacio. A mirar más allá del ruido de Instagram. A pasar tiempo con obras que crecen contigo. El valor no siempre grita; a veces, respira.
Coleccionar arte silencioso puede ser una forma de construir una colección que refleje no solo tu gusto, sino tu temperamento. Y a medida que el mercado continúa ampliándose, probablemente descubras que estas inversiones silenciosas tienen su propio peso, tanto emocional como financiero.
Fuentes:
Financial Times
Guías de exposición de Tate Modern y Estorick Collection
Artforum