El 25 de octubre de 2018 se subastó en Christie’s una obra de arte denominada Retrato de Edmond Belamy por la asombrosa cantidad de 432.500 dólares, firmada en la parte inferior por una fórmula (min G max D x [log (D(x))] + z [log (1 – D (G(z))) que afirmaba que el artista que estaba detrás de la obra no era un ser humano. Esta «pintura», si es que puede designarse como tal, fue realizada por un colectivo artístico con sede en París llamado Obvious. El aspecto peculiar de esta obra de arte radica en que fue creada mediante un algoritmo y una recopilación de datos de pinturas madre desde el siglo XIV hasta el XX.
El retrato, que presentaba a un hombre desenfocado con rasgos faciales poco definidos, es la primera pintura generada por la IA que se vende en una subasta de Christie’s. Este fenómeno es testigo de cómo la industria del arte se está transformando por completo con las tecnologías emergentes.
Recientemente, programas viralizados como DALL-E han permitido que incluso artistas sin experiencia produzcan pinturas intrincadas, abstractas o realistas simplemente poniendo unas pocas líneas en un cuadro de texto. Sin embargo, DALL-E y otras IA también se han convertido en una herramienta para crear arte al igual que un pincel, un lienzo o cualquier otro material físico.
Numerosos artistas están recurriendo a este nuevo «material» buscando ampliar sus fronteras creativas, por otro lado otros artistas emergentes están empleando esta tecnología como forma de posicionarse en esta única e innovadora disciplina artística.
Hemos reunido a cuatro artistas que lo están petando creando arte y aprovechando lo que nos ofrece la IA:
Jon Rafman
Es poco probable que no hayas topado con las extrañas imágenes generadas por IA de Jon Rafman en Instagram. Nacido en Montreal (Canadá) en 1981, su obra es difícil de definir en una sola disciplina, ya que abarca el vídeo, la animación, la fotografía, la escultura y la instalación. Rafman utiliza programas abiertos de imágenes generativas y crea criaturas mutantes que invitan al espectador a sumergirse en estas imágenes familiares pero extrañas.
Rafman crea narrativas y experiencias sensoriales basadas en las preocupaciones sobre la conciencia en la era post-internet, delimitando las fronteras entre lo digital y lo físico. También ha creado cortometrajes de animación en los que incluye como fondo música experimental.
Refik Anadol
Nacido en Turquía en 1985, Refik caracteriza su trabajo por combinar los nuevos medios visuales y las bases de datos. Uno de sus últimos trabajos fue para la König Galerie de Berlín, donde creó una escultura de datos gigante que mostraba pigmentos generados por máquinas a partir de fotografías de la naturaleza. «Nature Works» es una pantalla LED de 10 metros de alto y 10 metros de largo que honra la belleza de la tierra a través de una experiencia multisensorial.
Anadol recopila datos de archivos digitales y recursos disponibles públicamente, y luego utiliza modelos de categorización de aprendizaje automático para procesar millones de recuerdos de imágenes. Este mundo de datos en desarrollo refleja no sólo la interpolación de datos como síntesis, sino también un cosmos latente en el que el potencial alucinatorio es la principal vía de invención artística.
Lynn Hershman Leeson
Durante las últimas cinco décadas, Lynn Hershman se ha caracterizado por ser una artista del New Media que siempre ha abordado la relación entre los seres humanos y la tecnología a través de una lente crítica, siendo la primera artista en utilizar videodiscos y pantallas táctiles en sus obras.
Su proyecto «Past Tense», muestra imágenes de la aplicación para compartir fotos «Flickr» buscando en la base de datos fotografías con la etiqueta «en peligro». Más recientemente, ha desarrollado un proyecto llamado «Missing Person», una serie fotográfica creada con composiciones de IA de varios rostros en constante evolución.
Mario Kinglemann
Este artista nació en 1970 y su obra busca emular la creatividad humana a través de la tecnología. Investiga diversos métodos en los que la Inteligencia Artificial y las bases de datos son el principal instrumento. Una de sus obras más famosas es «El jardín de los detalles efímeros», a través de la cual reinterpreta piezas del tríptico original del Bosco y luego las devuelve a su estado original. Este ciclo infinito de análisis, morfosis y restauración proporciona a cada espectador una experiencia visual única.
A mediados de 2019, la pieza de arte con inteligencia artificial «Recuerdos del transeúnte I» de Mario Klingemann se subastó por primera vez en Sotheby’s y marcaría un antes y un después en el mundo del arte.
Oscar Hormigos, fundador de Colección Solo, trabajó con Mario Kinglemann y en una reciente entrevista con él, ha declarado que «Fue la primera vez que se subastó una pieza autónoma, la primera vez que se subastó una inteligencia artificial «viva» que estaba generando arte en tiempo real».