Fran Baena trata de establecer un compromiso con los adolescentes del ahora y el difícil mañana que parece venir, construyendo una obra que sea como un amigo al que acercarse para llorar y reír, dejando así un testigo de las secuelas de la tristeza contemporánea, del mismo modo en que lo hacen bandas de rock y música alternativa desde los 80’.
Parte especialmente de una pintura ligada al mundo post-internet, atendiendo a las políticas poéticas que implican la pintura y las imágenes consumidas en la web, con gran atención en la ironía que en este tiempo se está usando basada en reírnos de nuestras desgracias como última salida, con el análisis de memes y canciones de tristezas para registrar la incertidumbre de nuestra Tragicomedia Contemporánea, junto con una filosofía profundamente existencialista: la de estar tan vivo que se piensa en la muerte.
Porque ninguna persona con depresión quiere morir, sino escapar de la vida.