Ha producido proyectos artísticos en espacios como BilbaoArte, Fabra i Coats, Hangar, Tecla Sala o el Espai 13 de la Fundació Miró. Su obra ha sido expuesta en ciudades como Valencia, Madrid, Barcelona o Londres.
Xavi Ceerre aborda la pintura desde una posición directa y espontánea. Él cree en que “el medio es el mensaje” y que “falta alma y sobran palabras” en muchas de las exposiciones que visita. “Lo que me interesa de la pintura es su capacidad para colarse por la puerta de atrás. De pillarte desprevenido. Puedes ver algo a lo que no prestas atenciones, pero ya es demasiado tarde, esa imagen ahora vive en tu cabeza. Una imagen potente puede quedar latente durante toda la vida, lo mismo que una canción o un olor determinados.”
El caos y el orden son otros dos conceptos clave a la hora de hablar de su obra. En muchos de estos trabajos encontramos una tensión entre lo aleatorio y lo ordenado,
similar a cuando nos encontramos bajo los efectos de la psilocibina y descubrimos el sentido en el orden natural de las cosas. Existe una energía implícita en los trazos y el uso del color que resulta agresiva y tranquilizante al mismo tiempo. Ese caos ordenado, o ese orden caótico, nos remite a la urbe, y en última instancia, al universo mismo. Por último, aparece la infancia. Una infancia bonita. Estímulos chispeantes que se nos presentan inconexos. Formas geométricas básicas y colores saturados. Desaprender lo aprendido. Trazos que remiten a lo más primitivo de nuestro ser y nos conectan con nuestros antepasados en las cavernas. Puntos de vista que, si bien ya fueron utilizados en su día por artistas como Picasso, Miró, Dubuffet, Twombly o Basquiat, siguen siendo un terreno fértil para la creación debido a su enorme poder emocional y artístico.